¿Cuál crees es la causa de la conducta del abusador?

viernes, 2 de abril de 2010

Niños víctimas de abusos sexuales


La sexualidad se encuentra presente en todo el ciclo vital humano y se caracteriza por ser un fenómeno permanente, sui-géneris y variable que comienza con el nacimiento y termina con la muerte, expresándose diferenciadamente de acuerdo con las distintas etapas de desarrollo del ser humano en cada sociedad, en cada cultura y en cada persona.
Precisamente en la etapa infantil, objeto de nuestra atención, la sexualidad se caracteriza por la autoexploración, el descubrimiento del propio cuerpo y la construcción de la identidad sexual. Si durante este período vital se introduce al niño en prácticas y actividades sexuales no adecuadas para su edad, se genera una violencia en la evolución saludable de su sexualidad; provocándose secuelas afectivas y cognitivas de repercusiones incalculables para su desarrollo futuro.
Dentro de los pedófilos, la mayor peligrosidad es portada por aquellos individuos en que los niños confían por naturaleza, a partir de ser amigo de su familia; realizar funciones relacionadas con la atención a la infancia, por ejemplo: profesor, sacerdote, etc.; o cuando desempeña alguna profesión idealizada por los niños, tales como: policía, bombero, etc. Este tipo de agresión sexual proveniente de personas supuestamente confiables genera cicatrices profundas, matizadas en el infante bajo la forma de sentimientos de culpa y angustia.
En aras de la negación de las nefastas consecuencias de sus actos, estos agresores racionalizan sus abusos, exhibiendo "actitudes y creencias distorsionadas que les permiten percibir que los niños son de alguna manera responsables de su propio abuso, y/o imaginarse que los niños no sufren daño cuando mantienen contactos sexuales, y/o que los niños cuentan con capacidad de otorgar libremente su consentimiento a las relaciones sexuales con los adultos.
La mayor o menor gravedad de las secuelas que presenta el niño abusado sexualmente depende de varios factores, entre los que se encuentran: el tipo de agresión, la severidad de la violencia o coacción usada, el grado de relación con el agresor, el desarrollo de la personalidad del infante, la reiteración o no del abuso, el apoyo familiar, etc. Los efectos nefastos pueden ser de varios tipos y en función de ello adquieren diversas clasificaciones, por ejemplo: existen autores que dividen las secuelas del abuso sexual en: secuelas físicas y secuelas psicológicas. Otros parten del criterio clasificatorio proveniente de la duración de las consecuencias, son aquellos que fraccionan las mismas en dos grandes grupos con sus subdivisiones correspondientes, esas amplias parcelaciones son conocidas como: secuelas a largo plazo y secuelas a corto plazo.
En el plano físico se presentan los dolores corporales propios de las lesiones generadas en el transcurso del abuso sexual violento del niño, la posible transmisión de enfermedades venéreas, la adquisición del SIDA , los embarazos como subproducto del maltrato, etc.
Los efectos psicológicos por su parte, aunque no visibles, pertenecen al grupo de los más perdurables. Los trastornos mentales se manifiestan en los planos emocionales, cognitivo y de comportamiento. Sin hacer distinción entre estos planos podemos enumerar, por ejemplo: los estados ansiosos y depresivos, el desarrollo de fobias asociadas a determinados estímulos recordatorios del abuso sexual, problemas en la autovaloración, auto-culpabilidad, sentimientos de indefensión, etc. En el plano del comportamiento manifiestan generalmente conductas agresivas, problemas de relación a partir de elementos hostiles hacia los demás, conductas sexuales promiscuas, etc.
En definitiva, el abuso sexual genera en los niños un deterioro marcado de la autoimagen y la autoestima; las víctimas magnifican su dolor y tragedia percibiéndose a sí mismos como seres estigmatizados. No resulta secreto que la acción abusiva sexual compromete gravemente el desarrollo de los niños y limita el acceso al pleno disfrute de sus derechos como seres humanos.

La educadora Valeska Barrios, de la Universidad Central, explica que es muy fácil darse cuenta cuando un niño es abusado ya que presenta una personalidad temerosa. Además comenta que los niños son sinceros y hay casos de que los propios niños les cuentan a sus educadores que “los tíos” le hacen cariño en sus zonas prohibidas.
Para el sicólogo, Pedro Barreda, la prevención es importante en la lucha contra estos abusos. Entre ellos menciona: enseñar al niño a cuidar sus partes privadas y a decir “NO” a cualquier oferta sexual. Darle respuestas directas con respecto al sexo y, explicar la diferencia entre un cariño bueno y un cariño malo.

Los abusadores logran hacer que sus víctimas se sientan culpables de lo ocurrido, expresa por su parte la española Blanca Vázquez Mezquita, doctora en Psicología y especialista en psicología forense y peritajes, en agresión intrafamiliar y agresión sexual en menores.

Muchas veces los niños abusados son capaces de expresar sus experiencias físicas y sentimientos base de comportamiento a través de sus grafismos: letras, dibujos y garabatos. Asimismo, se los puede inducir a hacer dibujos libres en la sospecha de que algo les ocurre.
El análisis grafológico de las escrituras hace lectura de las situaciones, ayudando a padres, educadores y otros profesionales de gabinete a afrontar el asunto.

Fuentes informativas: Monografías, Edición Medios.

“Estoy de tu lado” Asistencia Grafológica gratuita a víctimas de abusos sexuales
http://estoydetulado.blogspot.com/2010/03/estoy-de-tu-lado.html

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